La Barrica de la Oca

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miércoles, 2 de julio de 2008

El Fuego de San Antón y los monjes Antonianos

Muy cerca de Castrogeriz se encuentran las ruinas del monasterio de San Antón. Fue regentado desde antiguo por la orden de los antonianos, que se dedicaron al cuidado y la cura de los enfermos por el "fuego de San Antón", así llamado por la sensación de quemazón interna que padecían los afectados que se complicaba con procesos gangrenosos en las extremidades. Esta orden, rodeada de un halo de misterio y misticismo similar al de otras, ofrecía cobijo y cuidados exclusivamente a estos enfermos. Al resto de los peregrinos sólo se les dejaba comida en unos tornos para que siguieran su camino (restos de estos tornos se encuentran en estas impresionantes ruinas). Cuidaban a los enfermos y les entregaban "tau" de madera para su protección. No era extraño que estos monjes se viesen obligados a practicar amputación de extremidades en casos extremos y tampoco lo era que los curados enviasen exvotos de madera o cera al monasterio representando sus extremidades curadas, lo que hizo que corriera la leyenda negra de que los monjes exhibían los miembros amputados. En tiempos modernos se supo que la enfermedad estaba causada por un hongo parásito del centeno. En el norte de Europa, donde el alimento básico era pan de centeno, proliferó esta enfermedad. Al entrar en territorios como España donde no se consumía este producto, los enfermos iban sanando hasta llegar a Santiago ya curados, con lo que el hecho se atribuía a la intervención del Apóstol y de los antonianos, que vieron así crecer significativamente su prestigio.

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